A  LA    AMAZONIA        
   
   
  Mi alma ha navegado de puerto en puerto
  descubriendo la magia hechicera 
  y los colores de una amazonía que me recorre
  ¡Oh, Amazonas! Es bello el verde de tu selva
  ¡Alfombra de sueños
  a los pies desnudos de tus hijos!
   
  Qué bella eres ¡Selva del alma y de los colonos
  de los indios y de las hojas verdes!
  Sobre tu dulce sombra se ve caminando 
  el amanecer de tus paisajes
  Tus soles y lunas llenan de verde mi vida  
  ¡Alegrías llenas de perlas
   colores esmeralda floresta!
   
  Amada eres tú ¡Selva amazónica! 
  Verde esplendor y guía de mi esperanza
  Toda tu belleza se refleja en el cutis de tú cuerpo
   mansa y suave como la piel de un recién nacido
  ¡Amada Amazonas! Selva maltratada por
   guerreros adictos a la madera. 
  ¡Inmensas sierras te descuartizan y 
  te van arrinconando más todos los días!
   
  ¡Oh, querida Amazonas! Ya no braman tus aguas
   ni lloran nubarrones sin parar
   hasta rebozar las afluentes y los ríos
  ¡Amazonas de mi alma!
  Grandioso  manantial de árboles 
  Las aves se desprenden 
  como hojas caídas del sol o lágrimas secas
  Nubes verdes se despeñan y embellecen el suelo
  mientras una gigantesca comunidad de conocimientos
   nos enseña a querer más:
  Las anacondas y los animales salvajes
   
  Eres tú, mi amada ¡selva amazónica!:
   El verde que brota bajo mis pies
  Tus pájaros son músicos emplumados 
  que hacen florecer poesía del paisaje
  La anaconda te envuelve
  profetizando tu hermosura 
  Tus aguas color tierra-esperanza
  le regalan el sabor a las frutas
   
   
  Eres grande, majestuosa, extensa
  ¡inmensa! Llena de colores y vida
  Fuente de la naturaleza que brota
  ¡Siempre serás el pulmón del mundo!
  que hoy tose tuberculoso
   
  Los colores y los aromas de la naturaleza
  llenan con  flores el verde de mi existir
  Me quedaré con tú policromía  y los árboles 
   Flores multicolores nacen en los verdes corazones
  Paz y tranquilidad regalan: la fauna y la flora
   
  El aire le da movimiento a los sueños
   y el sol brilla con la sombra de los indígenas
  Los Curacas conjuran la cultura del hombre blanco
  Mal hermano. Mal amigo. Mal nacidos
  El color tropical de las aves y mariposas
   se confunden con la belleza exótica de sus paisajes
  ¡El hombre bruto los está exterminando a pedazos!
   
  Tu nombre, es de guerreras legendarias
  En tu cuerpo guardas poderes, mitos y leyendas
  como los reducidores de cabezas o 
  los asesinos de la Casa Arana
  Tus cabellos largos e infinitos se te arrancan
  como a las niñas que la naturaleza inicia
   
  Maldigo a los que te privan de tus hijos por placer 
  No se pueden alimentar unas pocas bocas
  con hambruna para evitar la asfixia del mundo
  ¡Aguas de grandes sentimientos
  lloran recuerdos tus ardientes ojos!
  Tu sonrisa ¡flor de madera roja!
   me hace refugiar en la agitada selva
   
  Tus olas parecen atarrayas atrapando peces 
  Los árboles miran saltar con alegría a los delfines
  El señor Sol, Señor de Señores, Fuente de luz y vida
   se oculta en un atardecer: color fuego-pasión 
   
  El canto de los más bello pájaros
   despiertan el alumbrar mañanero
   con el fulgor verde del viento amazónico
  ¡Pasión ardiente de la tierra!
  Retoño impetuoso del Río más Grande
   leche que mana de tu  virgen pecho 
   alimenta tu descendiente estirpe
   
   
   
   
  Juguetón te tornas, Maestro de la Vida
  Son candentes tus meandros
  y la historia de quienes te han visto lúgubre
  protestando impecable dignidad
  Reclama tu linaje, tu nobleza, tu paz:
   A toda criatura viviente
  que intente borrar tu majestuosidad 
  Rió Amazonas ¡No te detengas jamás!
  No eres alto ni bajo:
   ¡Eres el mar más temperamental! 
  Arrastras como las tormentas: todo a tu paso
   ignorando la soberbia del Mar de Mares
   
  Con pasión ardiente, engendras vidas
  ¡mueren los laberintos que se escudriñan!
  Ahora los espantos son fantasmas vivos 
  susurros del viento entre tus alamedas
  -dueños de las esperanzas que agonizan- 
  ¡Gitanos de la selva! ¡Gitanos salvajes!
  ¡siempre abonan con su sangre la tierra!
   
  ¡Oh, madre selva! A pesar de las
   noches de desesperanza
  enséñale los peligros de tu cuerpo
  a los hijos de la oscuridad
  Así tus cabellos nos regalen sus frutos
  tenemos que desconfiar de tus ojos claros
  Enseñaré a cuidar tus virtudes
  La ciudad tiene el sonido de un violín
   ¡Tú gozas del sonido fino y suave del amor!
   
  No te pediré que luches contra el acecho 
  de la dama de la guadaña
  depredadora asesina de arma blanca
  La flama que en ti habita
  me observa aterrada
  ¡Lentamente se quema tu indomable piel!
   
  Una manada de unicornios salvajes
  quieren domar los gladiadores más valientes
  mientras retumban llamas sobre tú cuerpo
  Fuego de misterios indescifrables
  como el por qué de las misiones 
   
  No sabemos ni queremos conocer 
  las respuestas que le dan sentido a la vida
  Si sigues perdiendo tu belleza
   el molde quedará vació y desolado
   llenando de tristeza la cuenca de sus ojos
  Si no hay fuego candente en el corazón 
  no tendría sentido cantarte: ¡Río Amazonas!
   
  ¡Oh, Amazonas: luminosa gozosuela! 
  luciérnaga que acoges con virtud neblinosa
   lluvias de estrellas fugaces 
  Sobre la magia de tu verde alfombra
  guardas esperanzas como cualquier guacamaya
  para quien llega sin presagio 
  pero con los bolsillos repletos de viento
   
  Luchas cual fiera en combate
  para que nunca se apague tu luz brillante
  Quasar de sueños e ilusiones húmedas 
  como el amor expuesto al fuego
  La mirada oculta de la ardiente selva 
  el  murmullo de los silencios en la soledad
   Los versos brotan cual puñados de arroz
  y el trinar de los pájaros, y el soplar del viento 
  y la fragancia de las flores salvajes, y las olas del río 
   
  La amorosa mirada de la luna
  al verde jardín de rosas
  donde las playas lloran las emboscadas
  El presagio de los sonidos de las flores
  los frutos que alegres te miran 
  la lluvia ardiente que me quema
  las voces que corren por tus pasillos
  las aves que pasan sobre cristales 
  las mariposas que abren sus alas
  sin saber quién las observa con fervor 
   
  Es hermoso escuchar las melodías que inventas
   llenas la selva con alegrías y sentimientos 
  con temores, suspensos y sonidos de amoríos  
  quizás sea la armonía de los animales 
  con el ritmo apasionado de los colores 
   ¡Caen las hojas de los árboles cual 
  lágrimas que humedecen mi corazón!
  ¡Una fuente luz, atraviesa mi alma!
   
   
  Los micos acróbatas saltan a los brazos del verde mar
  estelas sonoras de aviones emplumados  
  atraviesan el corazón de los gigantescos árboles
  ¡Amazonas! ¡Mi linda Amazonas! 
  escudo de paz verde, de la verde paz
  ¡Te juro mi linda y hermosa Amazonas 
  que jamás estarás en mi olvidar!
   
   
   
   
  La felicidad de la luz del Sol suspira
   cuando conoce tus oasis y paisajes
  ¡Oh, Amazonas! ¡Mi amada Amazonas!
  Cuando muera te llevaré:
   ¡En la mirada y en el corazón!
   
   
   
   
   
  Héctor “El Perro Vagabundo”  Cediel
   
  Agradecimiento al Banco de la Republica